Museo de Segovia
1 de noviembre de 2014
30 de noviembre de 2014
Todos los públicos.
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Junta de Castilla y León
Museo de Segovia
Director: Santiago Martínez Caballero
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Museo de Segovia. Conmemoración del V Centenario de la pieza. Si la imprenta fue el gran medio de difusión de la cultura humanista, la estampa lo fue de sus imágenes artísticas. El alemán Alberto Durero (Nüremberg, 1471-1528) es considerado el mejor grabador del Renacimiento.
En la colección permanente del Museo de Segovia se exhiben dos de los grabados considerados como las obras maestras de Durero - El Caballero, la Muerte y el Diablo de 1513 (grabado a buril) y Melancolía de 1514( grabado a buril), del que se cumple su V Centenario en el presente año. Ambas obras unen la perfección técnica a una gran complejidad de significado y simbolizan virtudes morales e intelectuales.
A su lado, expuestos de forma permanente, podemos además contemplar otros dos grabados del mismo autor: Virgen con niño (grabado a buril) y El Monstruo marino, 1514 (grabado a buril).
La medicina hipocrática griega del siglo V antes de Cristo distinguía cuatro temperamentos en el hombre en virtud de la presencia de los cuatro humores básicos: la sangre (sanguíneo), la bilis (colérico), la flema (flemático) y la bilis negra (melancólico). Todavía decimos “estoy de un humor…” cuando queremos referirnos a un estado de ánimo. Un justo equilibrio entre esos humores determinaría una buena salud, la mayor presencia de uno de ellos, una propensión. El carácter melancólico ha estado siempre vinculado a la creatividad.
El Renacimiento significó, en términos generales, la recuperación de la cultura de la Antigüedad. Alberto Durero (1471-1528) viajó dos veces a Italia, donde quedó imbuido de estos valores estéticos y filosóficos. Extraordinario dibujante, la influencia de su obra gráfica es inmensa: elementos iconográficos y composiciones suyas fueron empleadas durante siglos por artistas europeos. También fue un extraordinario grabador.
Desde el punto de vista iconográfico, la Melancolía es un compendio de influencias de la cábala y del neoplatonismo italiano del quattrocento planteadas como una reflexión acerca del oficio del artista. En el grabado hay muchos elementos relacionados con las medidas (espacio y tiempo), así como con la geometría. Es digno de mención un “cuadrado mágico” compuesto por 16 cifras de cuya suma se obtiene en diversas combinaciones el número 34. Este “sudoku cabalístico” incluye también la fecha de composición del grabado.
Panofsky, uno de los estudiosos de la vida y obra de Durero, que elevó a categoría iconológica su análisis de esta obra, indicaba que el gesto de la figura alada refleja la sensación de no poder llegar a la verdad con los medios técnicos y científicos a nuestro alcance. Así, la melancolía es aquello que nos impulsa a ir más allá y, a la vez, pone en evidencia el delicado equilibrio entre la fiereza y la mansedumbre del alma humana.
Texto: Jose Antonio Robles Quesada.
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