Museo de Segovia
El edificio se ubica en el sector noreste del casco antiguo de Segovia, dentro del recinto amurallado.
La reforma para adaptar la construcción a Museo permitió localizar pequeñas estructuras romanas, en el subsuelo. Sobre ellos aparecieron restos de los cimientos de una iglesia primitiva visigoda, de planta rectangular con tres ábsides planos, que no destacaban en el exterior. Quizás ya dedicada a San Juan Evangelista, parece datarse en un momento avanzado de la segunda mitad del s. VI.
Entre fines del s. IX y el s. X, quizás sobre el edificio precedente ya abandonado, un nuevo impulso constructivo determina la creación, sobre la base de la estructura precedente, de una iglesia mozárabe, de la que restan pocas trazas (principalmente, un tramo de muro en la pared meridional de la nave y restos de decoración arquitectónica).
A partir del s. XI el edificio sufre una gran reforma de la que surge la iglesia románica. Presentaba en esta primera fase cabecera con ábside semicircular y presbiterio; y tres naves, separadas por gruesos pilares de sección circular, las laterales interrumpidas al llegar a la cabecera, con testero plano. A esta etapa pertenece el acceso en el muro oeste de la nave central.
La importancia de la parroquia permitió nuevas obras en los s. XII y XIII. Se hacen los ábsides menores, creando una planta de cruz latina. Sobre el lado sur se erige la torre. Se construye también el atrio, con decoración arquitectónica muy notable, conllevando el alzamiento de los muros de la nave central, que debió estar cubierta con un artesonado de madera, hoy perdido. En el s. XIII se construyó una capilla funeraria adosada al muro norte, bajo la cual se localizó un osario. En fechas más tardías se levantó el pórtico del lado oeste y se redispuso la portada de este lateral.
Desde el s. XIII el edifico sufre reformas de menor entidad, con el levantamiento de capillas y la instalación de retablos y yesos. Los momentos de mayor esplendor de la iglesia son los siglos XV, XVI y parte del XVII, etapa al que pertenecen numerosas lápidas del suelo, de sepulturas de notables enterrados en el interior durante tal período.
En 1794 se construye un cuerpo rectangular sobre la nave central. Pero el culto se cierra en 1843. El lugar se convertiría en almacén de maderas y garaje de coches fúnebres, hasta que en 1905 Daniel Zuloaga compra el edificio y crea su taller y vivienda. El primero lo sitúa en las naves de la iglesia; transforma la capilla del lado norte en el horno de cerámica. En el cuerpo rectangular superior crea su vivienda, con espacios adaptados a usos domésticos. Consta en la actualidad de cuatro estancias. La central, precedida de una pequeña sala, es de mayores dimensiones, y da acceso lateralmente a un baño decorado por Daniel Zuloaga y al fondo (lado oeste) a las otras dos restantes.