Museo de Segovia
11 de diciembre de 2013
31 de diciembre de 2013
Educación, Investigación, Segovia, Cultura, Actividades culturales, Museos, Centros, aulas y yacimientos arqueológicos, Colecciones, Conservación, Exposición
Consejería de Cultura y Turismo - Dirección General de Políticas Culturales
Museo de Segovia
Director: Santiago Martínez Caballero
Calle Socorro 11. C.P.: 40003 Segovia.
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Museo de Segovia. El florecimiento de la iconografía del Belén. Las representaciones del nacimiento del Niño Jesús pasan de la simple muestra del Niño en el pesebre a la parición de icnografías más amplias a partir del siglo XV. Las representaciones se desarrollan cada vez más, a lo largo de los siglos XVI y XVII, alcanzando su mayor esplendor en el siglo XVIII en Nápoles, con sus excelentes belenes napolitanos, conjunto de pequeñas tallas realizadas en madera o barro, con aplicaciones de todo tipo de tejidos, adornos, joyas y añadidos para la confección de las figuras, todo ello ambientado con edificaciones, elementos vegetales, etc., para imprimir una mayor veracidad en la iconografía. La costumbre arraiga profundamente, siendo los mejores artistas del momento los que lo elevan a cotas insuperables, mientras que los pequeños artesanos lo popularizan haciéndolo asequible a las clases populares.
En España, introduce el gusto por este tipo de representaciones el rey Carlos III, que popularizó los belenes entre los nobles, e incluso lo extendió a los países suramericanos que pertenecían al imperio español, donde poco a poco se fue popularizando su uso.
Las figuras del museo. La colección de figuritas de danzantes y músicos que se exponen en las salas del Museo de Segovia, representan un grupo de imágenes populares, distante de las refinadas figuras propias de los elegantes belenes napolitanos, pero que tratan de emular el gusto por este tipo de representaciones, que estaban fuera del alcance de la mayor parte de los ciudadanos.
Su procedencia del Monasterio de San Antonio el Real nos habla de que son éstos, los monasterios, algunos de los recintos más habituales en donde se podían encontrar este tipo de representaciones.
La figura seleccionada, corresponde a uno de los ocho danzantes. Con las manos en alto se muestra en actitud de baile, adelantando uno de los pies para representar el movimiento de la danza. Nuestro personaje es una de las cuatro figuras, que muestra en ambas manos unos pequeños orificios, que con toda probabilidad albergaban algún tipo de elemento de percusión similar a las castañuelas, instrumento habitual de los bailarines populares.
Texto: Cristina Gómez González. Restauradora del Museo de Segovia.