Museo de Valladolid
19 de mayo de 2020
19 de junio de 2020
Todos los públicos.
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Junta de Castilla y León
Museo de Valladolid
Plaza Fabio Nelli s/n. C.P.: 47003 Valladolid.
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Museo de Valladolid. En esta tabla se presentan dos escenas del Nuevo Testamento: arriba, Jesús entre los doctores. Abajo, la Venida del Espíritu Santo o Pentecostés (del griego pentekosté que significa quincuagésimo y se refiere al día 50 después de domingo de Resurrección, cuando finaliza el tiempo de la Pascua en la liturgia cristiana).
Según el Evangelio de San Lucas (2:41), cuando Jesús tenía doce años acompañó a sus padres al templo de Jerusalén para celebrar la Pascua, según costumbre de los israelitas. Allí estaban los doctores de la Ley y sentándose Jesús entre ellos les habló y respondió a sus preguntas, anunciándoles que el Mesías había llegado, tal y como lo había dicho el profeta Isaías. Esta es la escena que recrea aquí el pintor. Los cortinajes de los ángulos superiores dan idea de un ambiente interior, enmarcando una estancia en cuyo centro destaca la figura de Jesús, que se realza por su posición en un asiento elevado sobre unos peldaños y bajo un dosel de borlas. Mientras, los doctores escuchan, hablan entre ellos o consultan sus libros, todos ellos sorprendidos de la sabiduría del Niño.
En la escena aparecen también la Virgen María y San José demostrando la intención del pintor de querer representar -también o más bien- el episodio del Niño hallado en el templo, esto es, el reencuentro del Niño con sus padres después de estar éstos buscándole durante tres días, al ver que no había regresado a Nazaret con otros asistentes a la Pascua. Este tema se hace frecuente al extenderse desde finales del siglo XV la devoción del Rosario, en el que el reencuentro constituye uno de los siete gozos de la Virgen.
La otra escena representada, la Venida del Espíritu Santo, es narrada en Los Hechos de los Apóstoles, un texto atribuido a San Lucas que da a conocer acontecimientos posteriores a la Resurrección de Cristo, según el cual, Jesús envió al Espíritu Santo a sus apóstoles para infundirles las lenguas que desconocían con el fin de que pudieran predicar su palabra por el mundo.
La Virgen María preside la escena y en torno a ella se ve a los doce apóstoles recibiendo su nuevo don divino simbolizado por el pintor en las lenguas de fuego sobre sus cabezas “que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hechos de los Apóstoles, 2:1).
El pintor Jaume Huguet I (c. 1540/47-1606), poco conocido hasta el momento, desarrolló su obra en distintas localidades catalanas. Se sabe que estaba en Barcelona en 1565, donde firmó su acta de aprendizaje con el pintor, de origen griego y de formación italiana, Pere Serafí. En esa ciudad residió y estableció su taller. Su hijo, del mismo nombre, trabajó con él desde los años noventa del siglo XVI y es muy posible que compartiera la realización de alguna de sus obras que se distinguen por su corrección y su cromatismo luminoso en composiciones conocidas a través de estampas llegadas de Italia y Flandes.
Esta tabla perteneció a un retablo cuyo origen y posible paradero actual se desconoce. Llegó al Museo en 1942, con autoría anónima, como otras pinturas que habían sido recogidas en el transcurso de la Guerra Civil para evitar su destrucción, y que, para su conservación, tras la contienda, fueron distribuidas por distintos museos españoles.