Museo de Valladolid
1 de abril de 2020
30 de abril de 2020
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Junta de Castilla y León
Museo de Valladolid
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Museo de Valladolid. La Transfiguración es una de las celebraciones más importantes del dodekaorton, las doce fiestas del año litúrgico cristiano ortodoxo. Los Evangelios hablan de este episodio de la vida de Jesús que aconteció cuarenta días antes de su crucifixión. Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a un monte alto, que la tradición cristiana identifica con el monte Tabor, cercano a Nazaret. Allí se transfiguró ante ellos, su rostro brilló como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Se aparecieron Moisés y Elías, y la voz del Padre Eterno se dejó oír diciendo: este es mi hijo amado. Mientras, los tres apóstoles cayeron rostro en tierra, llenos de miedo.
En este icono se presenta la escena en un paisaje rocoso. Ocupan la parte superior de la composición los personajes principales: Cristo, en mandorla de rayos, bendiciendo; los profetas Elías, a su derecha, y Moisés a su izquierda, aunque éste sin su habitual símbolo de las tablas de la Ley. Cada una de las figuras reposa sobre distintos montículos. Arriba, junto al vértice de la mandorla, dos inscripciones en rojo, abreviatura de Jesucristo, y la Transfiguración. La efigie de Cristo seguiría el modelo del Santo Mandylion, el icono aquiropoeto (no hecho con las manos, sino milagrosamente) que reproduce, según la tradición, su verdadera imagen. Más abajo, los apóstoles se sitúan en la ladera del montículo central. Pedro vuelve el rostro hacia Cristo mientras San Juan y Santiago caen asustados rehuyendo la visión.
La representación se atiene al relato evangélico y sigue el modelo tradicional de la iconografía bizantina, mantenido sin variación desde la Edad Media según indica el Manual de Pintura del monje iconógrafo Dionisio de Furna, que vivió en el monte Athos en el siglo XVIII.
En la parte posterior de la tabla se ha dibujado una cruz monástica bizantina sobre un podio, simbolizando el Gólgota. En su frente se ve la calavera de Adán entre pares de tibias cruzadas. Apoyan en la cruz símbolos de la Pasión: lanza, corona de espinas, tres clavos, y el asta con la esponja. Alrededor, varias inscripciones referidas a Jesucristo y la Santa Cruz: Vence, Luz de Cristo, Luz de todas las cosas…. Arriba, la fecha de la obra: 1627
La tabla perteneció a un tríptico cuyas hojas laterales llevarían también representaciones de otras fiestas de la Iglesia y tanto su calidad como sus pequeñas dimensiones hacen pensar que estaría destinado a la devoción privada de un alto personaje. La madera de origen ha sido cuidadosamente trabajada hasta conseguir dar forma a un marco de clara influencia occidental, de sabor renacentista, que admite ser comparado con el del tríptico de El Greco conservado en la Galería Estensi, de Modena.
Por sus características la obra es representativa de la escuela postbizantina cretense. La caída de Constantinopla, en 1453, hizo de Creta un centro importante del arte bizantino que se mantuvo floreciente y progresivamente influido por Occidente, dado su contacto con Venecia, hasta la caída de la isla en poder turco, en 1669.