Museo de Zamora
6 de mayo de 2020
27 de mayo de 2020
Todos los públicos.
Zamora, Cultura, Museos, Exposición, Colecciones, Actividades culturales, Educación
Junta de Castila y León
Museo de Zamora
Director: Alberto Del Olmo Iturriarte
Plaza Santa Lucía 2. C.P.: 49002 Zamora.
980516150
980535064
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El Museo de Zamora. A medio camino entre la imagen tradicional de una “naturaleza muerta” y la reproducción objetiva de un espécimen zoológico, esta representación de dos peces erizo, que hoy se conserva en los almacenes del Museo de Zamora, ha planteado siempre dificultades para su clasificación cronológica, estética e histórica.
Sobre el origen y función de esta naturaleza muerta se han valorado distintas posibilidades según se haya dado mayor importancia a su tradicional escenografía de bodegón, al aspecto extraño de los “monstruos marinos” protagonistas o a su valor documental como fiel representación de un ejemplar piscícola. De ahí la vinculación propuesta para esta obra, bien con una galería pictórica perteneciente a un ambiente noble, bien con un ámbito relacionado con el coleccionismo de curiosidades como las cámaras de maravillas o, mejor aún, con los gabinetes científicos derivados de ellas.
Depositado en el Museo de Zamora desde 1944 por el Museo Nacional del Prado, donde ingresa procedente de la Biblioteca Nacional, la investigación de José de la Mano ha permitido asignar documentalmente el óleo a Mariano Salvador Maella, como un encargo de Carlos III para la Real Biblioteca en 1765.
Realizada por el pintor valenciano inmediatamente después de su regreso de Roma, nuestra obra delata la temprana vinculación de su autor con el entorno real y lo habitual de ciertos encargos, de poca importancia y por ello de difícil identificación con el estilo reconocido de los distintos pintores de la época. Ejemplos similares encontramos en las conocidas representaciones de la osa hormiguera del Real Gabinete de Historia Natural, para cuya autoría se ha llegado a proponer incluso a Goya, o de la cebra que pertenecía al infante don Luis de Borbón pintada por Paret. Y es que los nuevos ambientes ilustrados en que se desarrollaba la investigación científica requerían que bibliotecas y gabinetes completasen con este tipo de imágenes los conocimientos adquiridos de la naturaleza.