Museo de Zamora
Se accede al edificio por la entrada situada frente a los pies de la iglesia de Santa Lucía, recinto al que se llega desde la cuesta de San Cipriano o desde la plaza de Santa Lucía. La exposición permanente se organiza en dos plantas, comunicadas mediante rampas, siguiendo el itinerario siguiente:
Planta de acceso:
La Sección de Arqueología comienza con la sala dedicada a la Prehistoria de la provincia (sala I). Las vitrinas iniciales muestran las más antiguas industrias paleolíticas -pertenecientes al período achelense-, los ajuares de dólmenes y túmulos y los materiales hallados en diversos poblados calcolíticos. En el segundo bloque de vitrinas destaca el magnífico ajuar campaniforme hallado en Villabuena del Puente.
A la etapa protohistórica de la Edad del Hierro, se dedica la sala II. Cabe señalar, en la primera Edad del Hierro, el vaso pintado de "La Aldehuela" (Zamora), mientras la cerámica celtibérica está bien representada en los vasos de Manganeses de la Polvorosa. Exposición independiente y singular protagonizan los espléndidos tesoros I y II de Arrabalde, procedentes de ambiente castreño y magníficos representantes de la orfebrería celtibérica.
La conquista romana, que inicia la sala III, se ilustra con piezas de los campamentos romanos de Rosinos de Vidriales, entre las que sobresalen el gran brazo perteneciente, presumiblemente, a la estatua de un emperador o la lápida de acción de gracias por un viaje feliz. Otros ejemplos destacables del proceso de romanización son el conjunto de cerámicas de paredes finas de Melgar de Tera y dos grandes mosaicos geométricos que, junto a restos de pinturas murales con peces y otros temas marinos, adornaban la villa bajoimperial de Santa Cristina de la Polvorosa.
En los nichos de la rampa de subida (sala IV) la epigrafía latina está representada por unas cuantas estelas funerarias, procedentes en su mayoría de Villalcampo.
Nivel intermedio:
A las épocas medieval y moderna se dedica la sala V, con relevantes testimonios arquitectónicos de época tardoantigua y altomedieval, como los capiteles de Camarzana de Tera, las placas marmóreas de Pozoantiguo o la celosía de Cañizal. Sobresalen, dentro de la metalistería visigoda, un ajuar funerario de Villalazán y el tesorillo de Villafáfila. El mundo funerario y religioso se recuerda, asimismo, en el sarcófago de Villalazán y en algunos ajuares procedentes de enterramientos monásticos; y la rica actividad alfarera de la provincia se refleja en los conjuntos cerámicos de Benavente y Toro. Destaca el conjunto de loza de los siglos XVIII y XIX del monasterio de Moreruela.
Planta superior:
La Sección de Bellas Artes se inicia en la rampa de subida (sala VI), con fondos escultóricos datados entre los siglos XIV y XVIII. Una imagen de la Virgen con Niño que recuerda el estilo del Pórtico de la Hiniesta; el San Lucas, de mármol, ya del último gótico, o la imagen romanista de Santa Catalina de Alejandría son piezas que merecen atención.
La pintura se expone en dos salas del nivel superior. La de los siglos XV a XVIII cuenta con una pequeña pero interesante representación en la sala VII: la tabla gótica de "La Crucifixión", la espléndida tabla hispanoflamenca del "Descendimiento", las renacentistas de "La lapidación de San Esteban", de Correa de Vivar, y "La Sagrada Familia", del círculo de Giulio Romano, además de algunos lienzos barrocos, en parte procedentes del extinguido monasterio de San Jerónimo.
La sala VIII, dedicada al arte de los siglos XIX y XX, muestra modelos del escultor zamorano Eduardo Barrón o del valenciano Mariano Benlliure, que realizaría en Zamora algunas de sus obras más tempranas. También un ejemplo de la obra de Baltasar Lobo, zamorano de nacimiento que desarrolló su actividad artística principal en Francia.
Entre los fondos pictóricos hay retratos -como el de "La marquesa de Perinat", de Raimundo de Madrazo-, paisajes o escenas costumbristas, algunas ilustrativas de ambientes populares de la provincia, que llegan hasta el umbral de los años 30 de este siglo.
Planta de acceso. Salida:
Una larga escalera desciende nuevamente hasta la planta de acceso, donde se encuentra la sala IX o sala de la Ciudad, que cierra el recorrido expositivo del museo. En ella se efectúa una aproximación a la historia de la capital zamorana en sentido cronológicamente inverso, hacia los orígenes, a través de los hallazgos arqueológicos proporcionados por las excavaciones urbanas, entre los que destaca el tesoro de monedas bajomedievales hallado en la plaza de Arias Gonzalo. La sala acoge igualmente elementos arquitectónicos de edificios desaparecidos -como el parteluz gótico del palacio del marqués de Villagodio-, escudos heráldicos, o las curiosas y vistosas veletas en hierro forjado de "El Peromato" y "La Gobierna". Cabe destacar, finalmente, la sorprendente fotografía debida a José Gutiérrez "Filuco" y Heinrich Kühn, que reproduce una "Escena familiar" de principios de siglo.
El almacén de la iglesia de Santa Lucía, visitable previa petición, alberga, a modo de lapidario, piezas de gran formato, como estelas romanas o elementos arquitectónicos junto a otro tipo de piezas de carácter arqueológico o artístico.