Museo de León
1 de enero de 2012
31 de marzo de 2012
Educación, Investigación, León, Cultura, Actividades culturales, Museos, Centros, aulas y yacimientos arqueológicos, Colecciones, Conservación, Exposición
Consejería de Cultura y Turismo.
Museo de León / Plaza de Santo Domingo, 8 -24002 León
Museo de León. Visita guiada a la colección permanente con especial detenimiento en la pieza del mes.
Vano decorado para chimenea (talla e incisión en yeso, 190 x 190 x 6 cm)
El trabajo del yeso (del griego gypsum, árabe Al-yiz y castellano antiguo aljez) se convirtió gracias a los musulmanes en uno de los recursos materiales más empleados en las decoraciones suntuarias de la Península durante la Edad Media y principios de la Moderna, hasta el punto de definir uno de los rasgos técnicos esenciales de la manobra mudéjar. Varios de los caracteres de esta materia prima explican su éxito: su abundancia -que incluso en los casos de escasez como el oeste de la Península, no fue obstáculo para su desarrollo-; la facilidad y versatilidad de su trabajo, gracias a su carácter soluble en el agua; su adherencia a distintos materiales y su plasticidad momentánea y posterior endurecimiento; y la baratura, que hace posibles espectaculares resultados con procedimientos mecánicos rápidos y de taller.
Así, tanto en suelos (escasamente conservados) como en mampuestos, estucados murales o aplicaciones ornamentales, los maestros yeseros, albañiles y alarifes hicieron de esta técnica el complemento de las otras dos vertientes de la más acendrada decoración islámica: madera y cerámica vidriada (azulejo), reactualizadas para la clientela cristiana por el arte mudéjar.
Desgraciadamente no siempre han gozado estos restos, frágiles en esencia, de la atención ofrecida a las más sólidas estructuras que recubrieron, y León en este caso ha visto desaparecer incluso edificios enteros de excepcionales interiores que hoy apenas intuimos por los vestigios custodiados principalmente en este Museo y en el Arqueológico Nacional de Madrid. Es el caso del viejo Palacio de la dinastía Trastamara que construyera Enrique II hacia 1377 en la calle de la Rúa y al que ya el Emperador Carlos V renunció por su indigno estado, quedándose los reyes sin casa en León. El edificio resistió, empero, utilizado por el Ejército hasta fechas recientes en que se donó su magnífico arco de herradura, con fina labor de yeso, al Museo Arqueológico madrileño (en 1869) y la estructura de su techumbre al leonés, en vistas de su demolición definitiva, y todo ello a pesar de los elogios que había recibido por varios estudiosos (Rada y Delgado llegó a compararlo con el Alcázar de Sevilla).
De esa mansión, o tal vez del frontero convento concepcionista, procedería este vano angrelado que se decora de labor yesera sin concluir, circunstancia que amplía su interés. De las dos técnicas empleadas en el yeso (la talla o incisión a cuchillo y el molde), es la primera, más antigua y creativa, la que se documenta aquí en fase de ejecución: se ha organizado el espacio en bandas curvas mixtilíneas que delimitan cartelillas de extremos curvos y círculos anudados, planos a abordar diferenciadamente mediante labor de rombos lobulados (losanges), ataurique y diseño geométrico curvilíneo y vegetal. Todo ello se concentra en el ápice superior derecho, permaneciendo el resto de la superficie dispuesta para una talla que no llegó a realizarse, sin que sepamos el motivo. Sin embargo, ese carácter inacabado le otorga una singularidad muy didáctica que hoy día nos ayuda a entender la riqueza de un material en apariencia tan pobre.
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