Museo de León
1 de mayo de 2012
31 de mayo de 2012
Educación, Investigación, León, Cultura, Actividades culturales, Museos, Centros, aulas y yacimientos arqueológicos, Colecciones, Conservación, Exposición
Consejería de Cultura y Turismo.
Museo de León / Plaza de Santo Domingo, 8 -24002 León
Museo de León. Martirio de Santa Catalina Anónimo de principios del siglo XV. Procede de la Catedral de León, realizada en óleo y temple sobre tabla (48' 5 x 26' 5 cm). Ingresó en el Museo antes de 1898, nº de inventario: 14.
La hagiografía de esta santa alejandrina supone una de la más portentosas fabulaciones que realizase la Edad Media a partir de los elementos tópicos de una vida ejemplarizante, cuya trascripción iconográfica devino, igualmente, fecunda.
Ningún documento paleocristiano alude a una historia que, sin embargo, transcurre en el período de persecuciones tardoimperial. De estirpe regia, educada en el dominio de las ciencias y artes liberales y dotada de gran hermosura, Catalina enfrentó su elocuente dialéctica a cincuenta doctores que el emperador Maximino (o, quizás, Majencio) empleó para rebatir sus argumentos de fe. Tras vencerles, e incluso convertir a la emperatriz, sería condenada a un terrible suplicio: cuatro ruedas dentadas de agudos clavos y sierras debían sajar su cuerpo; pero la intervención de un ángel lo evitó, para que, a la postre, fuera decapitada (de su cuello brotó leche, en vez de sangre) y trasladado su cuerpo, de nuevo por ángeles, hasta el Monte Sinaí. Los monjes del monasterio que allí rememoraban el episodio mosaico del Viejo Testamento, reencontraron sus reliquias, ya en el siglo IX, en una inventio que extendería este culto a Occidente, bien a través de las Cruzadas, bien por la devoción de Venecia, puerta de oriente y sepultura del paisano de Catalina, el evangelista Marcos.
En cualquier caso, sus reliquias fueron codiciadas por los templos europeos, dada la variedad y trascendencia de las virtudes que se le atribuían, y que fueron progresivamente enriqueciendo su significación hasta la plasmación popular de "La Leyenda Dorada" (Santiago da Vorágine), en pleno siglo XIII.
Patrona de estudiosos, clérigos y universidades, a causa de la sabiduría y trabazón de su torneo filosófico con los sabios de la Antigüedad, se la representa, en ocasiones, con un libro, y ello explica su predicamento en la centuria escolástica. En este sentido, Catalina asimila la figura de la célebre filósofa pagana Hypatia, una suerte de Palas, campeona del culto cristiano.
Pero lo habitual es aludir al sofisticado y frustrado suplicio del tormentum rotarum. La rueda que suele portar, por su pequeño tamaño, llegó incluso a interpretarse en una suerte de anillo de un matrimonio místico con Cristo, que la acercó al rango de la propia Virgen Maria, contemplada como intermediaria de privilegio (lo que avala su inclusión en esta muestra) y protectora, así mismo, de los enfermos y difuntos. Este último aliciente explica, en el caso leonés, la elección iconográfica y devocional que experimentará la Capilla-panteón de San Isidoro, dedicada a la santa por estas fechas, y su figuración en las protogóticas pinturas de la puerta convertida en altar, bajo el Agnus Dei románico.
La pieza está seleccionada este mes en relación con la exposición temporal sobre lecturas de género de piezas históricas que realizan nueve artistas contemporáneos, en un proyecto que el Museo realiza en colaboración con los Museos de Lugo y de Bellas Artes de Murcia, bajo el título ¿Quién da la vuelta a la tortilla?.
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