Museo de León
1 de junio de 2011
30 de junio de 2011
Educación, Investigación, León, Cultura, Actividades culturales, Museos, Centros, aulas y yacimientos arqueológicos, Colecciones, Conservación, Exposición
Museo de León
Museo de León
Museo de León. Durante el mes de junio de 2011 la pieza selecionada es San Isidoro
Aunque la canonización del obispo hispalense Isidoro (596-636) no tuviera lugar hasta casi un milenio después (1598), su culto y renombre se remontan mucho antes como autor enciclopédico y autoridad de la Iglesia, siendo decisiva la incorporación de sus reliquias a la ruta compostelana. La llegada de éstas a León, por embajada del rey Fernando I al taifa Almotamid en 1063, convirtió la basílica de San Juan Bautista, rebautizada con la advocación del santo sevillano, en lugar imprescindible de visita de los peregrinos, como confirma la enfática recomendación de Picaud en la guía del Codex calixtinus ya en el siglo XII. Destaca en este proceso su aparición legendaria en la toma de Baeza (1148), donde el santo guerrero se asimila al Matamoros y arremete a caballo con su espada, como figura en la representación del pendón que aún conserva la colegiata leonesa, o en el remate de su misma fachada monumental. Se convirtió así en la alternativa leonesa al san Millán castellano, jinetes dióscuros de trasunto y filiación apostólicos. La redacción de los Miraculi Sancti Isidori de Lucas de Tuy, a principios del siglo XIII confirmaría este extremo.
La imagen que ilustra aquí al doctor sevillano es una talla original enmascarada por un atavío a guisa de obispo, confeccionado en plata y pedrería falsa, que cubre toda la escultura, excepción hecha del rostro (no barbado, como suele), las manos enguantadas y la punta de los pies.
Aunque una pequeña placa sita en la trasera de la peana dice: “Imagen de San Isidoro procedente de Sevilla atribuida a Lorenzo de Mercadante revestida de Plata por el orfebre sevillano Fernando Marmolejo. Sevilla, 1964”, creemos que la atribución debe corregirse, pues la talla visible y la pose general, rotunda de contrapostura y clasicismo, remite más a modelos altorrenacentistas, que, en el caso leonés, recuerdan la escuela de los seguidores de Gaspar Becerra. En este sentido cabe recordar la obra de reforma de la biblioteca isidoriana de León en el XVI, con intervención del propio Juni, aunque sólo sea por citar un contexto afín a esta obra que, sin embargo, ha adquirido otro sentido a causa del recubrimiento orfebre posterior. La inclinación de la cabeza y la mano que bendice situarían esta obra en un nicho de retablo o elemento de mobiliario litúrgico a cierta altura. No cabe, pues, pensar en Lorenzo Mercadante de Bretaña que a mediados del XV aclimata modelos borgoñones en la catedral de Sevilla. Su obra, en todo caso, está lejos de documentarse en León.
De técnica similar es la pareja de los obispos Leandro e Isidoro que, tallados y recubiertos asimismo de plata, se integraron en el Trono de Plata de la catedral sevillana en el siglo XVIII.