La importante población mudéjar del Ávila Bajomedieval ha dejado numerosos restos en la ciudad. El mejor conocido es el cementerio de San Nicolás, con casi 3.500 esqueletos, multitud de cipos y macrabillas para señalar las tumbas, además de un singular horno de cerámica, construido reutilizando los elementos funerarios cercanos cuando, en 1502, fue prohibido el rito islámico.