Museos de Castilla y León
Una de las funciones de los museos está destinada a acrecentar sus colecciones de bienes culturales, con objeto de realizar un aporte cualitativo a la significación y relevancia de la institución, a la vez que permite mejorar la coherencia de su discurso museológico. La existencia de un plan de colecciones, inscrito en el pertinente plan museológico, debe guiar las posibles incorporaciones de fondos.
Sin olvidar las posibles compras que pueden realizar los museos existen otras fórmulas de incremento de colecciones que manifiestan el compromiso de los ciudadanos con la conservación y transmisión del patrimonio cultural común. Estas fórmulas se concretan mediante los procedimientos de depósito o donación en favor de las instituciones museísticas.
Para el caso de los museos dependientes de la Comunidad de Castilla y León estos procedimientos están regulados normativamente mediante un protocolo de aceptación de fondos. Del mismo modo los materiales procedentes de intervenciones arqueológicas deben ser entregados en un museo gestionado por la Administración de la Comunidad de Castilla y León.
La función conservadora de los centros museísticos de la región se basa en su consideración como lugares de custodia de bienes pertenecientes al patrimonio cultural de Castilla y León, y sobre su responsabilidad en la transmisión tanto de los objetos como de la información asociada a ellos. Las acciones que toman los museos para lograr la conservación de los bienes siguen una doble orientación: la conservación preventiva y la restauración.
Mediante la conservación preventiva los centros museísticos habilitan las condiciones adecuadas para disminuir o minimizar los posibles riesgos a los que se ven sometidos los bienes culturales, ya sea en las salas de exposición, en los almacenes o durante su traslado temporal para exposiciones, tratamientos de restauración o análisis que pueden realizarse en instituciones externas.
La restauración se realiza en el museo cuando se considera necesario intervenir sobre la realidad material de los objetos para solventar graves problemas de conservación o destrucción; en estos casos un especialista adopta soluciones destinadas a mantener la estabilidad física del objeto. En otras ocasiones se realizan reconstrucciones dirigidas a favorecer su comprensión.
Las intervenciones se realizan siempre bajo los principios previos de respeto a la situación original de la obra, la reversibilidad de la operación y la documentación exhaustiva de las acciones realizadas.
La función investigadora del museo permite abordar el resto de funciones de un modo integral, puesto que no se puede custodiar o difundir adecuadamente aquello que no se conoce. Desde este punto de vista los centros museísticos, acometen trabajos de investigación tanto de manera interna como en colaboración con otras instituciones.
Los programas de investigación permiten progresar en las labores documentales de los centros, sentar las bases destinadas a publicar y difundir las colecciones de bienes, y fomentar las investigaciones realizadas sobre ellas. Igualmente permite emprender la realización de estudios de público, además de mejorar la calidad científica y técnica de las presentaciones temporales o permanentes.
La exposición permanente de los museos es el vínculo fundamental entre la institución y el público; la más visible, y por tanto la más social. De ahí su gran importancia. Mediante la exhibición el museo plantea un diálogo comunicativo, entre las colecciones y el visitante, con fines de educación y disfrute. La presentación permite, asimismo, ofrecer un discurso conceptual destinado a revelar el significado cultural de los objetos.
En ocasiones el museo renueva esta relación con el visitante mediante la presentación de objetos poco conocidos o mediante la significación de conceptos culturales poco habituales o innovadores. Otras veces, gracias a las exposiciones itinerantes, el museo "viaja" para presentar su identidad a otros lugares o comunidades.
La función de difusión está destinada a acercar el museo a la sociedad. La labor difusora abarca las acciones de apoyo comunicativo, así como el diseño y elaboración de las muestras permanentes o temporales, o los proyectos y programas educativos. Del mismo modo se centra en analizar y evaluar las expectativas y necesidades del visitante o usuario del museo así como realizar una investigación continua sobre sus métodos de trabajo y aplicar los resultados obtenidos a través de los correspondientes programas de actividad.
También se ocupa de gestionar y organizar la actividad editorial y las publicaciones del museo, además de favorecer la presencia de los centros museísticos en los medios de comunicación, así como su proyección interior y exterior a través de diversos medios, destacando aquellos que fomentan el intercambio ágil de información.